LA BELLEZA ES UN CAMPO MINADO

La página intentará reflejar opniones y entrevistas a personalidades de nuestra época. Les agradezco su visita.

Nombre: Sergio Kisielewsky
Ubicación: Capital Federal, Buenos Aires, Argentina

Sergio Kisielewsky nació en Buenos Aires en 1957. Integró el Taller Literario Mario J. De Lellis y la Revista Mascaró. Publicó los libros de poemas Algo de la época, Memoria caníbal, Corazón negro, Electrificar Rusia y La belleza es un campo minado. Es periodista.

10/17/2016

DIALOGOS › VICTORIA COX, ESCRITORA Y ESTUDIOSA DEL TEATRO ARGENTINO. HIJA DE ROBERT COX

DIALOGOS › VICTORIA COX, ESCRITORA Y ESTUDIOSA DEL TEATRO ARGENTINO. HIJA DE ROBERT COX

“A mi padre le quemaron las gomas del auto, le hacían cosas horribles”

Habitante de dos mundos, Carolina del Norte y Buenos Aires, Victoria Cox, hija del legendario periodista Robert Cox, quien publicó los primeros testimonios de familiares de desaparecidos en el Buenos Aires Herald, proyecta vivir en Buenos Aires para investigar la relación entre el teatro y la resistencia popular entre 1976 y 1983. Conoció en Estados Unidos y estudió las obras de Alicia Kozameh y Nora Strejilevich, dos escritoras sobrevivientes de la dictadura.
 Por Sergio Kisielewsky
–La destrucción de la vida cotidiana durante el proceso carcelario y la política de desaparición de personas en Argentina fue motivo de una de sus tesis universitarias ¿Por qué eligió ese tema?
–En el caso de Nora fue un acercamiento antropológico y con la sociología, ella describe cómo la violencia va entrando en los discursos, en los diarios cómo va destruyendo la humanidad, es como un diálogo de voces que incluye poesías que van cambiando y rescata valores. Alicia Kozameh también relata cómo entran a su casa, lo que hacen con la foto de la hermana. Y en la novela Los pasos bajo el agua ella sale de prisión de Devoto y narra la violencia y el tono es el ambiente de toda esa época.
–¿Qué le llamó la atención cuando entrevistó a esas escritoras, qué cambió en ellas luego de la represión y el exilio?
–Que todas las mujeres tienen herramientas que tienen que ver con la cultura popular y en el teatro también se da, ellas recuperan las canciones porque hay un discurso militar disruptivo de esas sociedades y otro que va rescatando la vida a través de canciones y otros autores, ellas trabajan las canciones familiares que se van destruyendo en manos de la gente que actuó en la represión…Muestran la agresividad militar, destruyen las canciones también en la sociedad como las de María Elena Walsh.
–¿En la obra de Nora como la abordó?
–La obra tiene que ver con su hermano Gerardo que era estudiante de Física y rescata que tenía mucha vida, era muy alegre y ella lo que hace con una muerte, que es una sola muerte numerosa, con todos los diálogos va rescatando la vida y muestra cómo la madre abre su cuaderno de Física en contraposición con el discurso de Massera. El Centro Atómico donde trabajaba Gerardo estaba justo al lado de la ESMA, el hijo de Hebe Bonafini también era Físico, se intentó destruir a los intelectuales de toda esa época y a los grupos sociales y Nora, con las diferentes voces, va rescatando la humanidad, incluye discursos de los periódicos. Y así todo se convirtió en una sola muerte numerosa, los grupos militares juegan con las personas y se cuela un discurso muy violento además de la represión, y a la vez está la gente que sufre la violencia en diferentes perspectivas. Nora quiso ser médica y muchos de sus ideales y valores se vieron destruidos y en los juicios lo que se hace es rescatar imágenes, etapas, la vida, la poesía y todo lo que viene de la cultura. Ya desde entonces hay una resistencia al orden impuesto.
–Ellas resistieron desde el terreno de la cultura, reelaboraron en la escritura todo lo que les pasó.
–Con metáforas hacen un análisis de los discursos de esa época, después tienen un libro de ensayos El arte de no olvidar y allí analizan el efecto que tuvo el terrorismo de estado. Como escritoras fue todo una creación, una reelaboración de resistencia ante el discurso opresivo y se nota que fueron personas que vivieron una época de la Argentina de mucha libertad, muy positiva, con mucha creatividad, muchos ideales y se rescata a los escritores, los documentales, la literatura, recrean esos tiempos.
–¿Qué escritores?
–En el nivel familiar rescatan un conjunto de vivencias y a nivel social se rescató a Haroldo Conti, Rodolfo Walsh, Julio Cortázar, los temas de historia, antropología. Ellas se encontraron en California. En un momento Alicia regresó, pero la represión continuaba y volvió a Estados Unidos. Ellas en sus novelas intentan otra posibilidad de sociedad y examinan el tipo de violencia del terrorismo de estado.
–Y en particular contra la mujer de manera atroz.
–Ellas mantienen toda esa cultura anterior a la época represiva y mantienen sus ideas a pesar de todo, Alicia es muy luchadora. Los hombres como Rodolfo Walsh estaban abocados a la producción de su obra periodística y de ficción, en estos casos las mujeres escriben luego de haber salido del país, escriben sus experiencias y los hombres escriben sobre lo que estaba pasando, daban noticias, Nora escribe su novela en Canadá y Alicia en Estados Unidos.
–La distancia les ayudó.
–El discurso de Trump de racismo y xenofobia no respeta el valor de los derechos humanos, lo bueno de la Argentina es que en cada provincia hay un laboratorio de investigación genético que no se da en muchos países. Hebe es como una Pasionaria y hay gente que busca otra imagen para contrarrestarla, hay mujeres con mucha fuerza y mantienen sus convicciones.
–Decía que el trabajo por los derechos humanos se nota mucho en la Argentina, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos con los sindicatos y los movimientos feministas.
–En el sur de Estados Unidos no hay sindicatos, en el norte sí y además de los sindicatos en Argentina tiene un Premio Nobel de la Paz como Pérez Esquivel y se hizo mucho a través de los juicios que no se hizo en otros países. Estados Unidos tiene una visión difícil respecto a Latinoamérica, creo que allí hay que recuperar una herencia democrática que está latente y en programas en Humanidades.
–¿Y los medios de comunicación influyen?
–A veces de manera no muy positiva, lo que hacen los medios es publicidad, todo es cuestión de dinero y a nivel de gobierno hay iniciativas buenas en educación que no se ven a nivel social porque los medios tienen más intereses comerciales, el gobierno de Estados Unidos hace cosas que no aparecen en los medios, sacan lo peor, cada administración es diferente y la idea con Latinoamérica cambió mucho, el sistema, la publicidad y los medios y todos los intereses económicos tienen una gran influencia sobre la sociedad. Dentro del gobierno hay gente que tienen ideas más modernas sobre la relación con Latinoamérica pero subsisten las ideas más bien antiguas y racistas. Trump saca lo peor de Estados Unidos y repercute en la gente. Argentina está muy lejos para alguien como Trump (risas).
–Usted escribió sobre la teatralidad en el abordaje de los derechos humanos ¿Cómo se manifiesta en las obras de Alicia y Nora?
–Sus libros tienen muchos diálogos y Nora hace una obra de teatro que tiene que ver con las voces de gente conocida de esos tiempos, hay un trabajo sobre los juicios, se analizan los símbolos de la represión, el texto de Nora se convirtió en una obra de teatro con testimonios de gente que da sus ideas de vida y yo lo analicé, tiene mucho que ver con escribir poesía.
–Usted se tuvo que ir del país en 1979, a sus 17 años. ¿De alguna manera se toca con las cosas que le pasaron a Nora y Alicia?
–Mi padre estaba trabajando en el Herald con muchos casos de familiares que habían desaparecido y entré a estudiar Filosofía y Literatura latinoamericana. Mantenía contacto con Argentina, aquellos años los recuerdo como una época muy gris y de mucha violencia, paraban los micros escolares y me llamó la atención que Nora analiza el discurso de esa época con la presencia de policías y soldados. En esa época Buenos Aires era bastante antigua, recuerdo el clima de miedo, mis padres fueron al sepelio de los Padres Palotinos y unos agentes vinieron a mi casa. Ir a las provincias era un viaje en el tiempo, el sistema era feudal, las maestras tenían la obligación de preguntar “Qué harían ustedes si supieran que su tía o primos planeaban poner una bomba”. Al colegio al cual asistí era más progresista, la directora se resistió a imponer muchas de estas obligaciones. En el colegio se estudiaba historia de manera comparada y analítica.
–Usted estudió Literatura con un poeta mexicano, José Emilio Pacheco. ¿Qué le aportó?
–Con él hicimos talleres de escritura, diferentes tipos de narraciones, cursos sobre poesía, sobre Juan Rulfo, descubrí otro mundo porque México tiene mucha cultura, la Universidad Autónoma es muy fuerte, está la sensación de pérdida de la tierra por la contaminación, la naturalización de la violencia. Y se habían perdido los ideales que había prometido la Revolución. Pero la intelectualidad en México es muy fuerte, las universidades publican mucho, son muy buenos en antropología. También estudié a Borges, cuando Borges va a Texas, es muy importante para la cultura. La historia y el contexto dentro de la obra de Borges y sus temas de los cuchilleros tiene que ver con la sociedad. Borges era muy tímido y tenía mucho miedo de los militares, en la entrevista con Videla relatan que tenía mucho miedo. También veíamos a Cortázar y Roberto Arlt los usos del lenguaje, las nuevas ideas trabajar con la literatura y de ahí hacer una crítica social.
–Usted habló de la influencia del teatro inglés en nuestro teatro. ¿Cómo se manifiesta ese abordaje dado que tienen matrices diferentes?
–Los sainetes son expresiones populares y el gran actor Parravicini (Florencio) se viste como la persona que maneja el ferrocarril, aborda ciertos temas de la cultura inglesa. Eduardo Sojo en una obra de teatro habla de los cambios que ocurren con el dinero en la época de Juárez Celman. El teatro es una crítica por la forma que va cambiando y poblando Buenos Aires y hay obras donde el criollo toma el ferrocarril, en todas esas obras aparece la influencia de los ingleses, el banco, la libra esterlina, y se ve la influencia del inglés en los sainetes donde el criollo va tomando más poder. Parravicini era actor del partido de San Martín en la provincia de Buenos Aires y muchas de sus obras tienen que ver con el inglés en tiempos de cambios, el teatro es componente muy característico de la Argentina.
–No se advierte la influencia de Shakespeare.
–No, más bien de Luigi Pirandello, el ferrocarril como símbolo de las cosas que pasan y no pasan. Donde no pasa se quedan sin la civilización, Menem después destruye el ferrocarril.
–¿Cómo estudió el tema del teatro y sus formas estéticas durante la dictadura?
–Griselda Gambaro o Pavlosky hay gente brillante y mucho que estudiar. Paredes, de Gambaro recrea en el teatro el cuestionamiento del sistema represivo y en Pavlovsky el encierro, los objetos, describe el fascismo. En Paredes también todo tiene que ver con el encierro y la represión, Pavlovsky pone el acento en lo físico de la violencia, creo que el gobierno anterior quiso crear otras metáforas, otras ideas, en especial con juicios por la memoria y la justicia.
–¿Teatro Abierto pudo estudiarlo?
–Teatro por la Identidad es la continuidad de Teatro Abierto. Son obras increíbles y brillantes se veía esas obras al principio del gobierno de Néstor Kirchner, los jóvenes iban al teatro, les importaba. Teatro por la Identidad ayuda a que la gente joven se de cuenta de los problemas sociales y tiene una gran repercusión.
–¿Qué recuerdo tiene de la actividad de su padre en esa época?
–Cuerpos que aparecían, todo se hacía escondido y la gente pensaba que iban a liberar a los hijos y a sus seres queridos. A mi padre le quemaron las gomas del auto, le hacían cosas horribles. No podíamos volver y escribía cartas, era muy amigo de Emilio Mignone que luchó mucho por recuperar el cuerpo de su hija, hicieron muchas cosas en un período siniestro.
–¿Y sus recuerdos del secundario?
–Con lel colegio ibas a La Plata a un campamento y te paraban en controles militares. Yo iba a un colegio inglés de Olivos. Era desmesurado y ridículo y mucha gente no se daba cuenta de lo terrible que estaba pasando. Cuando se hicieron los juicios mi padre vino y dio testimonio. Mucha otra gente que trabajó en derechos humanos, como Estela Carlotto y Hebe que continúan peleando contra los molinos de viento, son muy inteligentes y tienen mucha fuerza y es increíble lo que lograron.
–¿Y ahora cómo ve las cosas en derechos humanos?
–Ahora hay más silencio, violencia, fue muy abrupto el “cambio”. Los precios son increíbles, todo es muy caro y la gente no entiende por qué, muchos no lo pueden creer. Igual continúan las propuestas culturales y es una lástima que los canales pasen menos documentales, hay menos interés en lo intelectual.
–¿En relación al movimiento feminista ve alguna diferencia en las luchas aquí y en Estados Unidos?
–Aquí está más vinculado a los derechos de los trabajadores y el pueblo como juicios contra los represores. En Estados Unidos es más conservador, allá el movimiento feminista es también ecologista. Cristina es muy moderna en ese sentido, de traer todas las ideas de la familia, la mujer, los derechos gay. Sorprende porque ella viene de una época de represión y sorprende porque ella es muy moderna y logró implementar sus ideas. Había libertad en la época de Néstor y Cristina. Se criticaba mucho y ahora noto silencio, hay menos programas de cultura y documentales en la televisión pública. Eso es preocupante, como lo que le pasó a la periodista Cynthia García que entraron a su casa y se llevaron elementos de su trabajo. Eso es siniestro y se nota mucho maltrato.
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